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Seguramente cuando miras una pitaya hasta regresas la mirada por tan colorida fruta. Pero quizás no conoces todos sus beneficios. Es conocida como pitaya o la fruta de dragón y, esto se debe, a su corteza y capas escamosas. De origen latinoamericano, suele darse en climas templados. La pulpa es de sabor dulce, suave y agradable, similar al kiwi y el melón. Se puede consumir la pulpa de manera natural o bien, en ensaladas, bebidas, postres, tartas, zumos, helados, mermeladas, etcétera. Pero para obtener todas sus virtudes es mejor ingerirla fresca.

La pitaya es un tesoro desde el punto de vista nutricional, contiene antioxidantes, mucílagos, ácido ascórbico, fenoles. Es rica en Vitamina C, también contiene vitaminas del grupo B, minerales como calcio, fósforo, hierro, y tiene alto contenido en agua y posee proteína vegetal y fibra soluble.

Es una fruta que trastorna el paladar por su delicia, adecuada para cualquier dieta equilibrada. tiene una fuente elevada de propiedades y debido a que no es ácida, es bien tolerada en el estómago.

Rica en fibra, esta se encuentra principalmente en las semillas, las cuales al ser ingeridas se adhieren a las vellosidades intestinales y ayudan al movimiento peristáltico de las heces, es decir, hacen que estas no se queden retenidas en los intestinos.

Las semillas de la pitaya son comestibles y se consumen junto con la pulpa. Éstas son ricas en aceites esenciales con propiedades laxantes. Por su composición, la pitaya es un buen alimento adecuado para el tratamiento natural y la dieta para el estreñimiento.

Deben evitar pitaya personas con diverticulosis debido a que las semillas pueden quedarse atrapadas en los divertículos, fermentar y causar dolor en el estómago.

Contienen una sustancia llamada captina. La captina es un componente natural con efectos cardiotónicos y estimulantes suaves del sistema nervioso que lo hacen un fruto adecuado para la hipertensión, las arritmias y el nerviosismo.

Sus pigmentos de color purpura que poseen propiedades anticancerígenas y contra el envejecimiento prematuro del organismo. Estos elementos son los mismos que podemos encontrar en la remolacha.

La composición rica en antioxidantes de la flor y de los frutos de la pitaya sugiere que pueden tener efectos beneficiosos para el hígado. Estas sustancias protegen al hígado de la peroxidación de las gracias, repercutiendo también en la mejora del colesterol.

La infusión de las flores de la pitaya contiene flavonoides protectores y tónicos del hígado, como la quercetina y el kaempferol.

El consumo regular de la pitaya podría ayudar a mejorar los niveles de azúcar sanguíneos debido a sus componentes antidiabéticos. Así lo ha demostrado un estudio de la Universidad de Chulalongkorn (Bangkok, Tailandia), en el que se midieron los efectos del consumo de la pitaya durante 8 semanas con test de tolerancia a la glucosa. Los resultandos mostraron que los niveles de azúcar se redujeron significativamente respecto al grupo control.

Sus efectos pueden ser debidos a la composición nutricional de ambas frutas. Ambas son bajas en azúcares, ricas en fibra, vitamina C, vitamina E, pelifenoles y antioxidantes naturales que por su valor nutricional pueden ayudar a tratar las enfermedades.

Tradicionalmente se recomendaba tomar pitaya para las enfermedades del riñón como la cistitis o infecciones.

Sin embargo, las personas con piedras de riñón deben evitar su ingesta ya que el fruto contiene oxalatos.

Los extractos acuosos de las hojas, corteza y pulpa de la fruta curan heridas llagas, alteraciones de piel y caspa.

 

Paz y bien, con conciencia de vida.                              

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