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El hígado es el órgano más grande del cuerpo humano. Su principal función es ayudar a digerir los alimentos, almacenar energía y eliminar las toxinas sobrantes. Así, la enfermedad del hígado graso es una afección causada por una acumulación excesiva de grasa en el hígado; existen dos posibles variantes de la enfermedad:

  • Enfermedad del hígado graso no alcohólico.
  • Enfermedad del hígado graso por alcohol (esteatosis hepática alcohólica)

El hígado graso es una afección bastante común entre la población, sobre todo en países desarrollados. De hecho, está considerada como una de las enfermedades hepáticas más habituales. Vivir con ella es algo complejo y doloroso. Provoca cansancio, hinchazón y pesadez abdominal entre otros síntomas desagradables.

De ahí la importancia de prevenirla, y si se padece, aprender a tratarla para obtener una mejor calidad de vida. A continuación, desarrollamos las principales características del hígado graso y nos centramos en posibles medidas para ayudar a combatirlo.

Las afecciones del hígado son silenciosas, tienen pocos o ningún síntoma. Si presenta síntomas puede sentirse cansancio o tener molestias en el lado superior derecho del abdomen, pues el hígado se agranda. Ya avanzada la enfermedad, da pérdida de apetito y nauseas. Por lo general oscurecimiento de la piel en la parte del cuello.

¿Cuál es la función del hígado?

Durante la digestión, el hígado produce bilis que ayuda al intestino a descomponer las grasas y a metabolizar los nutrientes, toxinas y medicamentos ingeridos. Es por esto que la dieta es un factor muy importante cuando hablamos del cuidado del hígado.

El hígado realiza muchos trabajos, pero los tres más importantes son los siguientes: Purifica la sangre. Produce un líquido digestivo importante, denominado “bilis”. Almacena energía en forma de azúcar, denominada “glucógeno”

Para que este funcionamiento sea correcto el hígado necesita el aporte de una serie de vitaminas concretas como son la B1 o tiamina, la B6 o piridoxina y la B 12 o cianocobalamina. Conseguir estos nutrientes es esencial para lograr que el hígado funcione de manera correcta y cumpla su función depurativa.

La mejor cura es una alimentación sana.

Come una dieta balanceada:

-Consume granos enteros, nueces, vegetales, proteína magra y grasas saludables;

-Evita las grasas saturadas, el azúcar y el sodio

-Haz ejercicio regularmente.

-Si consumes batido de pepino con limón con cierta regularidad estimularás la producción de bilis, ayudando de esta manera a mejorar el proceso de eliminación de toxinas. Y de mayor eficacia es el sumo de la naranja agria en ayunas, sola, el jugo puro.

-Toma tisanas con alto contenido de antioxidante natural (hoja de guayabo, hoja de moringa, hoja de papaya y de mango) estimulando las funciones del hígado liberándolo de grasas. Y, la infusión del diente de león.

-Batido de remolacha con zanahoria. Igualmente, el jugo de melón y menta, pero de manera especial, te recomiendo el jugo de Noni y el batido de banano con cúrcuma fresca. Te recomiendo licuados de hojas de dientes de león con Noni; o bien licuado de Noni con trocitos de tuna o nopal tierno.

-El nopal protege al hígado, lo cual se expresa en la disminución de la oxidación de las grasas en el hígado, la disminución de los niveles de insulina en ayunas, la disminución del tamaño del hígado y mejoría en los niveles de las enzimas hepáticas.

-Consume la pitaya, rica en antioxidantes de la flor y de los frutos de la pitaya protegen al hígado de la peroxidación de las grasas, repercutiendo también en la mejora del colesterol.

-La infusión de las flores de la pitaya contiene flavonoides protectores y tónicos del Hígado.

Qué aproveche, y no se te olvide “Que tu alimento sea tu medicina”

Paz y bien, con conciencia de vida.                              

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