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Cuida tu energía vital, empieza por respirar de manera adecuada:

 La gran fuente de energía planetaria es el sol, de la que ingresa gracias a la protección del manto magnético de la tierra, ya en la atmósfera se descompone en luz, color, calor y sonido. Y son esas formas de vibración de energía que hacen posible la vida. Y gracias ello es que respiramos y nos alimentamos. Necesitamos oxígeno, agua, luz y carbono para vivir. Somos cuerpos celulares. Más de treinta billones de células nos dan cuerpo, vitalidad y pensamiento. Capacidad y calidad de vivir.

La importancia del Aire y del Agua

Los hidratos de carbono, las grasas y proteínas provenientes de la alimentación no cumplirán su función si no las activan las dos fuentes básicas: la respiración y el consumo de agua.

La energía es el combustible que el cuerpo humano necesita para vivir y ser productivo. Todos los procesos que se realizan en las células y los tejidos producen y requieren de la energía para llevarse a cabo

La respiración es nuestra primaria fuente de energía. Respirar bien es la base de un equilibrio energético, así como la ingesta de agua y la alimentación equilibrada.

La primera facultad que ejercemos al solo salir del vientre de la madre, es aspirar aire y llorar, con ese grito entrenamos los alveolos pulmonares y creamos la facultad de aspirar y expirar. Luego iremos progresando en este primero y necesario ejercicio en el que retemos oxigeno que va a nuestro torrente sanguíneo y de allí a todas nuestras células de todo el organismo, con sus diferentes especialidades, muchas de ellas aún desconocidas. Aire y agua, líquidos, es nuestro primer contacto con la vida, pues nuestro segundo alimento es la leche de nuestras madres, nuestros soles primarios.

Respirar, un acto sencillo, que siendo bebés lo hacemos bien y que ya de adultos vamos olvidando al respirar de manera estresada, cargada de energías negativas, sin decir, de la contaminación ambiental y la deformación mental respecto a nuestro ser.

Hablamos solo de la pérdida de facultades, por un asunto de idiotización progresiva en la medida que complicamos nuestras vidas en el seno de una sociedad acelerada por falsas expectativas de vida y pérdida de la felicidad esencial. Lo simple, lo vital.

La respiración, como parte del reloj biológico tiene dos momentos. Se inhala suavemente por la nariz, que calienta el aire al ingresar y se exhala suavemente, también por la nariz, se exhala por la boca, solo si se está haciendo un esfuerzo extremo, en el que se requiere retener aire y la necesidad de expulsar rápido el aire ya viciado.

Cuando estás cansado tiendes a respirar más rápida y superficialmente. Y es que tu corazón se acelera y demanda más oxígeno. La manera de recuperar tu ritmo cardiaco normal, de desacelerar tu pulso, es controlar tu ritmo respiratorio, otra vez, respirando profunda y calmadamente.

La caja torácica, que contiene a los pulmones y al corazón, es una especie de fuelle estupendamente diseñado para expandirse y contraerse al inhalar y exhalar, dando a todo el proceso un ritmo fluido y constante.

Cuando estamos acostado, el mecanismo cambia un poco, dado que los pulmones quedan ligeramente presionados bajo la caja torácica, así que se expanden hacia abajo, y entonces, en vez de expandir el torso, expandimos el abdomen. Esa es una respiración más diafragmática.

La respiración diafragmática, sin necesidad de que estés acostado, es recomendable hacerla una tres veces al día, en oscilaciones de nueve respiraciones, o al menos de tres. Te daré unos pasos:

Inspira de forma lenta y profunda contando mentalmente de 1 a 7.

Cuando lo hagas, debes percibir cómo la mano del abdomen se eleva mucho más que la mano que está sobre el pecho.

Retén ese aire contando mentalmente cinco segundos para después, exhalar de forma sonora a lo largo de 7 segundos contados mentalmente. Puedes igualmente exhalar suavemente por la nariz.

En promedio necesitamos respirar seis litros de aire por minuto, estando en reposo, y dependiendo el esfuerzo, hasta dieciocho litros.

Nuestro cuerpo es aire solo en un 6%. La respiración representa el 1% constante, que permite que el otro 5% dé vida a las células, pero para que las células respiren correctamente, necesitamos consumir, al menos dos litros de agua diariamente. Y hacer una nutrición que contenga un 40% de carbohidratos, 30% de grasas y 30% de proteínas.

Esta nutrición permite al cuerpo vivir sano, pues las células cumplen sus funciones sin el peso de la toxicidad.

Me atreveré a decir, que tanto el consumo de aire, como de agua, pertenecen al mismo acto de respirar bien para vivir.

Una buena respiración es clave para tu bienestar. Si respiras mal el corazón debe hacer mucho más esfuerzo para funcionar. Y, al contrario, si mejoras tu oxigenación, respirando bien y tomando el agua limpia y necesaria, beneficia al corazón, a tus células, y obtienes más energía y todo te cuesta menos esfuerzo. Y mayor aún si cuidas tu alimentación que completa tu fuente de energía.

Debes de ser libre, siendo consciente y valorando tu vida.

Paz y bien, con conciencia de vida.                              

Yerbero.hn